¡Me encontré un libro!

Hace casi dos décadas que empezaron a aparecer libros en los lugares más diversos e inesperados del mundo. ¿Quiénes los colocan ahí y por qué lo hacen?

Son personas de  todas las edades, nacionalidades  y ocupaciones que comparten el amor por la lectura. Los bookcrossers o liberadores de libros están organizados y persiguen un fin tan ambicioso como altruista: convertir el mundo en una biblioteca gigante.

Todo empezó con  Ron Hornbaker, un desarrollador de software estadounidense que, inspirado por dos famosas  webs dedicadas a seguir el rastro de cámaras fotográficas y dinero, respectivamente, gracias al número de serie de estos objetos, decidió que sería mucho más útil e inspirador rastrear libros. Fue así que nació BookCrossing.com, la primera comunidad virtual en su género.

¿Cómo puedo empezar a liberar libros?

Liberar un libro es sencillo y gratuito. El primer paso es registrar el ejemplar en la web para obtener un BCID (número de identificación de Bookcrossing) que será el que  permita  rastrearlo por todo el mundo. Lo siguiente es liberar el libro  asegurándonos de que tanto el BCID como el link de la página sean  visibles para el afortunado que lo encuentre (se recomienda colocar una etiqueta sobre la tapa o entre las páginas). Solo de este modo el  rastreo será posible.

A partir de este punto, el bookcrosser o liberador podrá hacer el seguimiento de su libro y conectarse con cada una de las personas que lo hayan encontrado, compartir con ellas experiencias de lectura y entablar lazos de amistad. No en vano Bookcrossing.com cita en su presentación las palabras que Henry Miller incluyera en su obra Los libros en mi vida:

“Un libro no es sólo un amigo, también te ayuda a hacer amigos. Cuando has poseído un libro con la mente y el espíritu, te has enriquecido personalmente. Pero cuando se lo pasas a alguien te has enriquecido por triplicado”.

Aunque baja, en nuestro país el bookcrossing también tiene representación:

Para que estas cifras se multipliquen hay que afinar el oído y escuchar la voz de nuestros libros. ¿Qué nos dirán? Posiblemente que están aburridos en el estante, que quieren cambiar vidas (como hicieron con las nuestras), conocer el mundo,  ser liberados…