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Actualidad

Segunda edición del concurso literario por y para niños YO CUENTO

LA SECCIÓN CULTURAL DE LA EMBAJADA DE ESPAÑA EN ECUADOR, CON EL AUSPICIO DE LA EDITORIAL SANTILLANA Y EN COLABORACIÓN CON LA ACADEMIA ECUATORIANA DE LA LENGUA, UNICEF Y EL PLAN NACIONAL DEL LIBRO Y LA LECTURA JOSÉ DE LA CUADRA, CONVOCAN A LA SEGUNDA EDICIÓN DEL CONCURSO LITERARIO POR Y PARA NIÑOS YO CUENTO DEDICADA AL POETA ESPAÑOL FEDERICO GARCÍA LORCA EN EL 120 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

Introducción

«La luna vino a la fragua

con su polisón de nardos.

El niño la mira mira.

El niño la está mirando».

Federico García Lorca, Romancero gitano

La Sección Cultural de la Embajada de España en Ecuador, la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Unicef, el Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra y Loqueleo, el sello editorial de literatura infantil y juvenil de Santillana, invitan a los participantes en el concurso a realizar un ejercicio literario inspirándose en la obra literaria de Federico García Lorca, en particular en sus poemas infantiles.

Bases del concurso

1. Participantes: Podrán participar niños y niñas ecuatorianos o extranjeros residentes en el país, de 8 (ocho) a 14 (catorce) años, con un (1) poema inédito escrito en español.

Los participantes serán divididos en tres (3) categorías diferenciadas por los siguientes rangos de edad:

  • De 8 a 10 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2007 y el 31 de agosto de 2009)
  • De 10 a 12 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2005 y el 31 de agosto de 2007)
  • De 12 a 14 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2003 y el 31 de agosto de 2005)

 

2. Temática: Este año se celebra el 120 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español nacido el 5 de junio de 1898. Por ello, los participantes en el concurso escribirán poemas inspirados en la obra de dicho autor. En el Anexo I de esta convocatoria encontrarán una biografía de García Lorca y varios de los poemas infantiles del autor, en los que los participantes en el concurso podrán inspirarse.

 

3. Formato: El trabajo deberá ser escrito en computadora, a doble espacio y con letra Times New Roman de doce (12) puntos, en papel tamaño carta (A4). La extensión máxima será de una (1) página. Los autores que así lo deseen podrán acompañar su poema con una ilustración, siempre que esta sea también de su autoría.

Las postulaciones se presentarán en tres (3) copias en sobre cerrado y utilizando un seudónimo. En el sobre se incluirá una hoja en la que se especifiquen los datos personales del autor o autora: nombres y apellidos, fecha de nacimiento, domicilio, teléfono y colegio, así como un documento firmado por uno de sus padres o tutor o tutora, en el que se acepte la participación del niño o niña en el concurso y sus bases; en este documento el padre, madre, tutor o tutora hará constar su número de cédula de identidad, correo electrónico y teléfono.

Los poemas también se podrán enviar por correo electrónico. En este caso, irán acompañados de los documentos citados en el párrafo anterior en formato electrónico: datos personales del autor o autora, pseudónimo y autorización del padre, madre, tutor o tutora.

4. Envío y plazos:Los participantes podrán escoger una de las siguientes

modalidades de envío de los trabajos:

 

  • Mediante correo postal a la siguiente dirección: Embajada de España en Ecuador, calle Francisco Salazar E 12-73 y Toledo, Quito
  • Mediante correo electrónico a la dirección electrónica: concursoliterarioyocuento@gmail.com, asunto del mensaje: «Segundo Concurso literario para niños Yo cuento»
  • Entrega personal en sobre cerrado a la siguiente dirección: Embajada de España en Ecuador, calle Francisco Salazar E 12-73 y Toledo, Quito

En el sobre o en el cuerpo del correo electrónico se escribirá de manera visible la edad del participante.

Los trabajos se recibirán hasta las 23:59 del domingo 8 de julio de 2018. No se aceptarán trabajos recibidos más tarde de la fecha y hora indicadas.

5. Premios: En las tres (3) categorías habrá cuatro (4) premios que consistirán en:

  • Primer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 200
  • Segundo lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 100
  • Tercer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 50
  • Para el colegio en el que esté inscrito el ganador o ganadora del primer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 100

Además, todos los galardonados recibirán ejemplares del libro que reúna los poemas ganadores, editado e ilustrado por Loqueleo – Santillana e impreso a cargo de la Embajada de España.

Asimismo, en cada categoría se escogerán otros dos poemas que recibirán una mención de honor. Los autores recibirán una copia del libro como reconocimiento.

6. Jurado: El jurado del concurso estará compuesto por un (1) representante de la Embajada de España en Ecuador, un (1) representante de la Editorial Santillana, un (1) representante de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, un (1) representante de Unicef y un (1) representante del Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra.

El jurado privilegiará la calidad literaria, originalidad y belleza de los poemas. También se valorará la pertinencia del poema con la temática del concurso, es decir, que tenga relación con la obra poética de Federico García Lorca.

El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer el miércoles 26 de septiembre 2018.

7. Entrega de premios: Los premios se entregarán en una ceremonia que tendrá lugar el martes 20 de noviembre de 2018 —Día Internacional del Niño proclamado por Unicef.

8. Cesión de derechos: Los ganadores cederán a Santillana S. A. los derechos de publicación de su obra en idioma español durante cinco (5) años. Los originales no premiados no se devolverán y, una vez divulgado el fallo del jurado, se procederá a su destrucción.

9. Aceptación de bases: La participación en el segundo concurso literario para niños Yo cuentoimplica la conformidad de los concursantes —y la de sus padres o tutores— con las presentes bases.

ANEXO I: BIOGRAFÍA DE FEDERICO GARCÍA LORCA

Federico nació en un pueblecito de la provincia de Granada, que se llama Fuente Vaqueros, a 21 kilómetros de la capital, el día 5 de junio de 1898. Fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción por el cura don Gabriel López Barranco, que le impuso el nombre de Federico del Sagrado Corazón.

Su padre se llamaba Federico García Rodríguez y su madre, Vicenta López Romero. Los abuelos paternos del poeta eran naturales de Ventas de Huelma, de la provincia de Granada; el abuelo materno, de Granada capital, y la abuela materna, de Santa Fe, también de la provincia de Granada.

Pero oigamos al propio Federico hablar de sus padres: «Mi padre, agricultor, hombre rico, emprendedor, buen caballista..., Mi madre, de fina familia... Mi padre se casó, viudo, con mi madre. Mi infancia es la obsesión de unos cubiertos de plata y unos retratos de aquella otra que pudo ser mi madre, Matilde de Palacios... De mi padre heredé la pasión, y de mi madre la inteligencia y la sensibilidad».

El mismo Federico evoca su infancia y nos dice: «Mi infancia es aprender letras y música con mi madre, ser un niño rico en el pueblo, un mandón...; todo es pueblo, pastores, campos, cielos, soledad... He tenido una infancia muy larga y de esa infancia prolongada me ha quedado esta alegría y optimismo inagotable...; esta risa de hoy es mi risa de ayer, mi risa de infancia y de campo que la defenderé hasta que muera».

Gran parte de su niñez la pasó Federico en un pueblecito cercano a Fuente Vaqueros, que se llama Valderrubio (antes se llamaba Asquerosa y como habréis observado, le cambiaron el nombre por otro más bonito), y nuestro poeta pasó en él los años más felices de su vida.

A los siete años fue a Almería y estuvo en el colegio de Padres Escolapios; efectuó y aprobó el examen de ingreso en el Instituto de dicha capital y el Bachillerato lo estudia en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en Granada, en el Instituto de la ciudad de la Alhambra. Cursó las carreras de Filosofía y Letras y Derecho y se licenció en esta Facultad, Universidad de Granada, en el año 1923.

Hemos de decir que desde muy niño fue Federico generoso en todos los sentidos y quería mucho a los humildes y a los desamparados. Se cuenta de él que cuando era pequeño iban a su casa unos gitanillos del pueblo a pedir limosna. Federico, al verlos, se iba a la cocina y tomaba el pan más grande para dárselo. Cuando alguien le preguntaba adónde iba, él contestaba: «Es que esos niños tienen hambre» y corría con el pan hacia la puerta.

El escritor Manuel Vicent nos cuenta que nuestro poeta y dramaturgo hacia lo siguiente: «En el corral de su casa, entre gallinas y flores de maceta, bajo la parra, plantaba en un pequeño poyo un retrato de la Virgen y al lado ponía luces de aceite. Se vestía una bata atada a la cintura con cíngulo de cuerda, mandaba sentar detrás a su pequeña parroquia de amigos y criados, oficiaba misa y pronunciaba un sermón». Esto lo hacía Federico cuando era muy pequeño, es decir, jugaba a «decir misas». Cuando fue un poquito mayor, hacia los siete años, se aficionó a los títeres.

Murió trágicamente en un pueblo que se llama Viznar, de la provincia de Granada, el día 19 de agosto de 1936, cerca de la Fuente Grande o Fuente de las Lágrimas.

Amigo de los niños

Federico era muy amigo de los niños. En carta que escribió a su amigo el también poeta y catedrático Jorge Guillén, le encargaba para la hija de este lo que sigue. «Dile a Teresita que le voy a contar el cuento de la gallinita con traje de cola y sombrero amarillo. El gallo tiene un sombrero muy grande para cuando llueve. Dile que le contaré el cuento de la rana que tocaba el piano y cantaba cuando le daban pasteles».

Federico, algunas veces, inventaba palabras que, claro está, no figuraban en el diccionario de la Academia Española; en cierta ocasión encontró a un amigo suyo que venía con su hijo pequeño, y en un momento en que el niño se ríe cuando lo celebran, Federico le dice: «¡Qué chorpatélico eres!» al mismo tiempo que le pellizca las mejillas.

Debido al gran cariño que sentía por los niños, no podían faltar en su producción literaria obras expresamente escritas para ellos y así tenemos que el día de los Reyes, del año 1923, Federico y Manuel de Falla, el gran compositor, dieron una fiesta en casa del poeta, a la que asistieron unos cien niños. El programa fue el siguiente: Los dos habladores, de Cervantes, con música de Strawinsky. La niña que riega la albahaca y el Príncipe Preguntón, dialogado y adaptado al teatro cachiporra andaluz por Federico García Lorca; Auto de los Reyes Magos, que interpretó al piano Manuel de Falla, que era muy amigo de nuestro poeta.

José María Garrido Lopera, Federico García Lorca y los niños, Editorial Everest.

 

 

ANEXO II: POEMAS INFANTILES DE FEDERICO GARCÍA LORCA

El lagarto está llorando

 


El lagarto está llorando.

La lagarta está llorando.

 

El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer su anillo de desposados.

 

¡Ay, su anillito de plomo,

¡ay, su anillito plomado!

 

Un cielo grande y sin gente

monta en su globo a los pájaros.

¡El sol, capitán redondo,

lleva un chaleco de raso!

 

¡Miradlos qué viejos son!

¡Qué viejos son los lagartos!

 

¡Ay, cómo lloran y lloran!

¡Ay, ay!, ¡cómo están llorando!

 


Paisaje


La tarde equivocada

se vistió de frío.

 

Detrás de los cristales

turbios, todos los niños

ven convertirse en pájaros

un árbol amarillo.

 

La tarde está tendida

a lo largo del río.

Y un rubor de manzana

tiembla en los tejadillos.

 

Balada del caracol negro


Los niños sentados

escuchan un cuento.

El río traía

coronas de viento

y una gran serpiente

desde un tronco viejo

miraba las nubes

redondas del cielo.

Niño mío chico,

¿dónde estás?

Te siento

en el corazón

y no es verdad. Lejos

esperas que yo saque

tu alma del silencio.

 

Caracoles grandes.

Caracoles negros.

 

Agua, ¿dónde vas?


Agua, ¿dónde vas?

Riendo voy por el río

a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?

Río arriba voy buscando

fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?

No quiero decirte nada.

 

Yo..., ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo,

por el río y por la mar?

Cuatro pájaros sin rumbo

en el alto chopo están.

 

La Tarara


La Tarara, sí;

la Tarara, no;

la Tarara, niña,

que la he visto yo.

 

Lleva la Tarara

un vestido verde

lleno de volantes

y de cascabeles.

 

La Tarara, sí;

la Tarara, no;

la Tarara, niña,

que la he visto yo.

 

Luce mi Tarara

su cola de seda

sobre las retamas

y la hierbabuena.

 

Ay, Tarara loca.

Mueve la cintura

para los muchachos

de las aceitunas.

 

La mariposa


Mariposa del aire

¡qué hermosa eres!

Mariposa del aire

dorada y verde.

 

Luz de candil…

Mariposa del aire,

quédate ahí, ahí, ahí.

 

No te quieres parar,

pararte no quieres…

Mariposa del aire,

dorada y verde.

 

Luz de candil…

Mariposa del aire,

quédate ahí, ahí, ahí.

quédate ahí.

Mariposa ¿estás ahí?

 

Santiago


I

Esta noche ha pasado Santiago

su camino de luz en el cielo.

Lo comentan los niños jugando

con el agua de un cauce sereno.

 

¿Dónde va el peregrino celeste

por el claro infinito sendero?

Va a la aurora que brilla en el fondo

en caballo blanco como el hielo.

 

¡Niños chicos, cantad en el prado,

horadando con risas al viento!

 

Dice un hombre que ha visto a Santiago

en tropel con doscientos guerreros;

iban todos cubiertos de luces,

con guirnaldas de verdes luceros,

y el caballo que monta Santiago

era un astro de brillos intensos.

 

Dice el hombre que cuenta la historia

que en la noche dormida se oyeron

tremolar plateado de alas

que en sus ondas llevose el silencio.

 

¿Qué sería que el río parose?

Eran ángeles los caballeros.

 

¡Niños chicos, cantad en el prado,

horadando con risas al viento!

 

Es la noche de luna menguante.

¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,

que los grillos refuerzan sus cuerdas

y dan voces los perros vegueros?

 

Madre abuela, ¿cuál es el camino,

madre abuela, que yo no lo veo?

 

Mira bien y verás una cinta

de polvillo harinoso y espeso,

un borrón que parece de plata

o de nácar ¿Lo ves? Ya lo veo.

 

Madre abuela, ¿dónde está Santiago?

Por allí marcha con su cortejo.

La cabeza llena de plumajes

y de perlas muy finas el cuerpo,

con la luna rendida a sus plantas,

con el sol escondido en el pecho.

 

Esta noche en la vega se escuchan

los relatos brumosos del cuento.

 

¡Niños chicos, cantad en el prado,

horadando con brisas al viento!

 

II

 

Una vieja que vive muy pobre

en la parte más alta del pueblo,

que posee una rueca inservible,

una virgen y dos gatos negros,

mientras hace la ruda calceta

con sus secos y temblones dedos,

rodeada de buenas comadres

y de sucios chiquillos traviesos,

en la paz de la noche tranquila,

con las sierras perdidas en negro,

va contando con ritmos tardíos

la visión que ella tuvo en sus tiempos.

 

Ella vio en una noche lejana

como esta, sin ruidos ni vientos,

el apóstol Santiago en persona,

peregrino en la tierra del cielo.

 

Y comadre, ¿cómo iba vestido?

le preguntan dos voces a un tiempo.

 

Con bordón de esmeraldas y perlas

y una túnica de terciopelo.

 

Cuando hubo pasado la puerta,

mis palomas sus alas tendieron,

y mi perro, que estaba dormido,

fue tras él sus pisadas lamiendo.

Era dulce el Apóstol divino,

más aún que la luna de enero.

A su paso dejó por la senda

un olor de azucena y de incienso.

 

Y comadre, ¿no le dijo nada?

le preguntan dos voces a un tiempo.

 

Al pasar me miró sonriente

y una estrella dejome aquí dentro.

 

¿Dónde tienes guardada esa estrella?

le pregunta un chiquillo travieso.

 

¿Se ha apagado, dijéronle otros,

como cosa de un encantamiento?

 

No, hijos míos, la estrella relumbra,

que en el alma clavada la llevo.

 

¿Cómo son las estrellas aquí?

Hijo mío, igual que en el cielo.

 

Siga, siga la vieja comadre.

¿Dónde iba el glorioso viajero?

 

Se perdió por aquellas montañas

con mis blancas palomas y el perro.

Pero llena dejome la casa

de rosales y de jazmineros,

y las uvas verdes de la parra

maduraron, y mi troje lleno

encontré la siguiente mañana.

Todo obra del Apóstol bueno.

 

¡Grande suerte que tuvo, comadre!

sermonean dos voces a un tiempo.

 

Los chiquillos están ya dormidos

y los campos en hondo silencio.

 

¡Niños chicos, pensad en Santiago

por los turbios caminos del sueño!

 

¡Noche clara, finales de julio!

¡Ha pasado Santiago en el cielo!

La tristeza que tiene mi alma,

por el blanco camino la dejo,

para ver si la encuentran los niños

y en el agua la vayan hundiendo,

para ver si en la noche estrellada

a muy lejos la llevan los vientos.

 

Balada de la placeta


 

Cantan los niños

en la noche quieta;

¡arroyo claro,

fuente serena!

 

Los niños

 

¿Qué tiene tu divino

corazón en fiesta?

 

Yo

 

Un doblar de campanas

perdidas en la niebla.

 

Los niños

 

Ya nos dejas cantando

en la plazuela.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

 

¿Qué tienes en tus manos

de primavera?

 

Yo

 

Una rosa de sangre

y una azucena.

 

Los niños

 

Mójalas en el agua

de la canción añeja.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

 

¿Qué sientes en tu boca

roja y sedienta?

 

Yo

 

El sabor de los huesos

de mi gran calavera.

 

Los niños

 

Bebe el agua tranquila

de la canción añeja.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

 

¿Por qué te vas tan lejos

de la plazuela?

 

Yo

 

¡Voy en busca de magos

y de princesas!

 

Los niños

 

¿Quién te enseñó el camino

de los poetas?

 

Yo

 

La fuente y el arroyo

de la canción añeja.

 

Los niños

 

¿Te vas lejos, muy lejos

del mar y de la tierra?

 

Yo

 

Se ha llenado de luces

mi corazón de seda,

de campanas perdidas,

de lirios y de abejas,

y yo me iré muy lejos,

más allá de esas sierras,

más allá de los mares,

cerca de las estrellas,

para pedirle a Cristo

Señor que me devuelva

mi alma antigua de niño,

madura de leyendas,

con el gorro de plumas

y el sable de madera.

 

Los niños

 

Ya nos dejas cantando

en la plazuela,

¡arroyo claro,

fuente serena!

 

Las pupilas enormes

de las frondas resecas

heridas por el viento,

lloran las hojas muertas.

 

Baladilla de los tres ríos

El río Guadalquivir

va entre naranjos y olivos.

Los dos ríos de Granada

bajan de la nieve al trigo.

 

¡Ay, amor

que se fue y no vino!

 

El río Guadalquivir

tiene las barbas granates.

Los dos ríos de Granada,

uno llanto y otro sangre.

 

¡Ay, amor

que se fue por el aire!

 

Para los barcos de vela

Sevilla tiene un camino;

por el agua de Granada

solo reman los suspiros.

 

¡Ay, amor

que se fue y no vino!

 

Guadalquivir, alta torre

y viento en los naranjales.

Darro y Genil, torrecillas

muertas sobre los estanques.

 

¡Ay, amor

que se fue por el aire!

 

¡Quién dirá que el agua lleva

un fuego fatuo de gritos!

 

¡Ay, amor

que se fue y no vino!

 

Lleva azahar, lleva olivas,

Andalucía, a tus mares.

 

¡Ay, amor

que se fue por el aire!

 

Tío-vivo

 

Los días de fiesta

van sobre ruedas.

El tío-vivo los trae,

y los lleva.

 

Corpus azul.

Blanca Nochebuena.

 

Los días abandonan

su piel, como las culebras,

con la sola excepción

de los días de fiesta.

 

Estos son los mismos

de nuestras madres viejas.

Sus tardes son largas colas

de moaré y lentejuelas.

 

Corpus azul.

Blanca Nochebuena.

 

El tío-vivo gira

colgado de una estrella.

Tulipán de las cinco

partes de la tierra.

 

Sobre caballitos

disfrazados de panteras

los niños se comen la luna

como si fuera una cereza.

 

¡Rabia, rabia, Marco Polo!

Sobre una fantástica rueda,

los niños ven lontananzas

desconocidas de la tierra.

 

Corpus azul.

Blanca Nochebuena.

 

Naranja y limón

 

Naranja y limón.

 

¡Ay de la niña

del mal amor!

 

Limón y naranja.

 

¡Ay de la niña,

de la niña blanca!

 

Limón.

 

(Cómo brillaba

el sol).

 

 

(En las chinas

del agua).

 

El niño mudo

 

El niño busca su voz.

 

(La tenía el rey de los grillos).

En una gota de agua

buscaba su voz el niño.

No la quiero para hablar;

me haré con ella un anillo

que llevará mi silencia

en su dedo pequeñito.

 

En una gota de agua

buscaba su voz el niño.

 

La voz cautiva, a lo lejos

se ponía un traje de grillo.

 

Caracola


 

Me han traído una caracola.

 

Dentro le canta

un mar de mapa.

Mi corazón

se llena de agua

con pececillos

de sombra y plata.

 

Me han traído una caracola.

 

Canción tonta

 

Mamá,

yo quiero ser de plata.

Hijo,

tendrás mucho frío.

Mamá,

yo quiero ser de agua.

Hijo,

tendrás mucho frío.

Mamá,

bórdame en tu almohada.

¡Eso sí!

¡Ahora mismo!

 

Cancioncilla sevillana

 

Amanecía

en el naranjel.

Abejitas de oro

buscaban la miel.

 

¿Dónde estará

la miel?

 

Está en la flor azul,

En la flor

del romero aquel.

 

(Sillita de oro

para el moro.

Silla de oropel

para su mujer).

 

Amanecía

en el naranjel.

 

Romance de la luna, luna

 

La luna vino a la fragua

con su polisón de nardos.

El niño la mira mira.

El niño la está mirando.

 

........................................

 

Huye luna, luna, luna,

que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises

mi blancor almidonado.

 

El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño,

tiene los ojos cerrados.

 

................................

 

¡Cómo canta la zumaya,

ay cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano.

 

San Gabriel

 

I

 

Un bello niño de junco,

anchos hombros, fino talle,

piel de nocturna manzana,

boca triste y ojos grandes,

nervio de plata caliente,

ronda la desierta calle.

Sus zapatos de charol

rompen las dalias del aire,

con los dos ritmos que cantan

breves lutos celestiales.

En la ribera del mar

no hay palma que se le iguale,

ni emperador coronado

ni lucero caminante.

Cuando la cabeza inclina

sobre su pecho de jaspe,

la noche busca llanuras

porque quiere arrodillarse.

 

Las guitarras suenan solas

para San Gabriel Arcángel,

domador de palomillas

y enemigo de los sauces.

San Gabriel: El niño llora

en el vientre de su madre.

No olvides que los gitanos

te regalaron el traje.

 

II

 

Anunciación de los Reyes,

bien lunada y mal vestida,

abre la puerta al lucero

que por la calle venía.

El Arcángel San Gabriel,

entre azucena y sonrisa,

bisnieto de la Giralda

se acercaba de visita.

En su chaleco bordado

Grillos ocultos palpitan.

Las estrellas de la noche

se volvieron campanillas.

San Gabriel: Aquí me tienes

con tres clavos de alegría.

Tu fulgor abre jazmines

sobre mi cara encendida.

Dios te salve, Anunciación.

Morena de maravilla.

Tendrás un niño más bello

que los tallos de la brisa.

¡Ay, San Gabriel de mis ojos!

¡Gabrielillo de mi vida!

Para sentarte yo sueño

un sillón de clavellinas.

           

*

 

Dios te salve, Anunciación,

bien lunada y mal vestida.

Tu niño tendrá en el pecho

un lunar y tres heridas,

¡Ay, San Gabriel que reluces!

¡Gabrielillo de mi vida!

En el fondo de mis pechos

ya nace la leche tibia.

Dios te salve, Anunciación.

Madre de cien dinastías.

Áridos lucen tus ojos,

paisajes de caballista.

 

*

 

El niño canta en el seno

de Anunciación sorprendida.

Tres balas de almendra verde

tiemblan en su vocecita.

 

Ya San Gabriel en el aire

por una escala subía.

Las estrellas de la noche

se volvieron siemprevivas.

 

En la amplia cocina, la lumbre

 

En la amplia cocina, la lumbre

pinta todas las cosas de oro.

¡Ay qué triste es el cuento, abuelito!

 

Abuelito, ¿cómo iba vestida

esa del cuento

hermosa madrina?

 

Con el manto

del dolor tan solo,

que es un manto muy negro y muy feo.

 

Nochebuena templada en las casas

y en la calle.

 

Nochebuena vestida de hielo

al amor de la lumbre

y escuchando la voz del abuelo.

Por la calle del pueblo un gañán

va cantando al Jesús que ha nacido:

 

¡Pastores, venid!

¡Pastores, llegad!

Y adorad al niño

que ha nacido ya.

 

En mis tiempos yo vi en esta noche

una estrella volar hacia el cielo.

 

Cuenta, cuenta, abuelito, esa historia

que queremos saber el secreto...

 

Y en la plata sin brillo del viejo

pone risa un niño travieso:

 

Para qué, hijos míos queridos...

 

.......................................

 

Hijos míos, no queráis saber

lo que solo Dios y yo sabemos.

 

Anda, dinos cómo se llamaba

esa estrella que voló hacia el cielo.

 

Se llamaba Piedad de los Pobres,

luminosa como vuestra niñez.

 

Y la voz del mancebo resuena

alegrando la estrecha calleja:

 

Jesusito del alma,

niño querido que... al hombre

labios...

 

Que esta noche nace el Cristo en el portal de

Belén.

 

Nana de Sevilla

 

Este galapaguito

no tiene mare,

lo parió una gitana,

lo echó a la calle.

No tiene mare, sí;

no tiene mare, no;

no tiene mare,

lo echó a la calle.

 

Este niño chiquito

no tiene cuna:

su padre es carpintero

y le hará una.

 

De casa en casa

 

(De la obra de teatro Así que pasen cinco años)

Vámonos; de casa en casa

llegaremos donde pacen

los caballitos del agua.

No es el cielo. Es tierra dura

con muchos grillos que cantan,

con hierbas que se menean,

con nubes que se levantan,

con hondas que lanzan piedras

y el viento como una espada.

¡Yo quiero ser niño, un niño!