Actualidad

06/06/2018
Segunda edición del concurso literario por y para niños YO CUENTO
LA SECCIÓN CULTURAL DE LA EMBAJADA DE ESPAÑA EN ECUADOR, CON EL AUSPICIO DE LA EDITORIAL SANTILLANA Y EN COLABORACIÓN CON LA ACADEMIA ECUATORIANA DE LA LENGUA, UNICEF Y EL PLAN NACIONAL DEL LIBRO Y LA LECTURA JOSÉ DE LA CUADRA, CONVOCAN A LA SEGUNDA EDICIÓN DEL CONCURSO LITERARIO POR Y PARA NIÑOS YO CUENTO DEDICADA AL POETA ESPAÑOL FEDERICO GARCÍA LORCA EN EL 120 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
Introducción
«La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando».
Federico García Lorca, Romancero gitano
La Sección Cultural de la Embajada de España en Ecuador, la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Unicef, el Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra y Loqueleo, el sello editorial de literatura infantil y juvenil de Santillana, invitan a los participantes en el concurso a realizar un ejercicio literario inspirándose en la obra literaria de Federico García Lorca, en particular en sus poemas infantiles.
Bases del concurso
1. Participantes: Podrán participar niños y niñas ecuatorianos o extranjeros residentes en el país, de 8 (ocho) a 14 (catorce) años, con un (1) poema inédito escrito en español.
Los participantes serán divididos en tres (3) categorías diferenciadas por los siguientes rangos de edad:
- De 8 a 10 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2007 y el 31 de agosto de 2009)
- De 10 a 12 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2005 y el 31 de agosto de 2007)
- De 12 a 14 años (participan los nacidos entre el 1 de septiembre de 2003 y el 31 de agosto de 2005)
2. Temática: Este año se celebra el 120 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español nacido el 5 de junio de 1898. Por ello, los participantes en el concurso escribirán poemas inspirados en la obra de dicho autor. En el Anexo I de esta convocatoria encontrarán una biografía de García Lorca y varios de los poemas infantiles del autor, en los que los participantes en el concurso podrán inspirarse.
3. Formato: El trabajo deberá ser escrito en computadora, a doble espacio y con letra Times New Roman de doce (12) puntos, en papel tamaño carta (A4). La extensión máxima será de una (1) página. Los autores que así lo deseen podrán acompañar su poema con una ilustración, siempre que esta sea también de su autoría.
Las postulaciones se presentarán en tres (3) copias en sobre cerrado y utilizando un seudónimo. En el sobre se incluirá una hoja en la que se especifiquen los datos personales del autor o autora: nombres y apellidos, fecha de nacimiento, domicilio, teléfono y colegio, así como un documento firmado por uno de sus padres o tutor o tutora, en el que se acepte la participación del niño o niña en el concurso y sus bases; en este documento el padre, madre, tutor o tutora hará constar su número de cédula de identidad, correo electrónico y teléfono.
Los poemas también se podrán enviar por correo electrónico. En este caso, irán acompañados de los documentos citados en el párrafo anterior en formato electrónico: datos personales del autor o autora, pseudónimo y autorización del padre, madre, tutor o tutora.
4. Envío y plazos:Los participantes podrán escoger una de las siguientes
modalidades de envío de los trabajos:
- Mediante correo postal a la siguiente dirección: Embajada de España en Ecuador, calle Francisco Salazar E 12-73 y Toledo, Quito
- Mediante correo electrónico a la dirección electrónica: concursoliterarioyocuento@gmail.com, asunto del mensaje: «Segundo Concurso literario para niños Yo cuento»
- Entrega personal en sobre cerrado a la siguiente dirección: Embajada de España en Ecuador, calle Francisco Salazar E 12-73 y Toledo, Quito
En el sobre o en el cuerpo del correo electrónico se escribirá de manera visible la edad del participante.
Los trabajos se recibirán hasta las 23:59 del domingo 8 de julio de 2018. No se aceptarán trabajos recibidos más tarde de la fecha y hora indicadas.
5. Premios: En las tres (3) categorías habrá cuatro (4) premios que consistirán en:
- Primer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 200
- Segundo lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 100
- Tercer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 50
- Para el colegio en el que esté inscrito el ganador o ganadora del primer lugar: Un lote de libros de Loqueleo – Santillana por un valor de $ 100
Además, todos los galardonados recibirán ejemplares del libro que reúna los poemas ganadores, editado e ilustrado por Loqueleo – Santillana e impreso a cargo de la Embajada de España.
Asimismo, en cada categoría se escogerán otros dos poemas que recibirán una mención de honor. Los autores recibirán una copia del libro como reconocimiento.
6. Jurado: El jurado del concurso estará compuesto por un (1) representante de la Embajada de España en Ecuador, un (1) representante de la Editorial Santillana, un (1) representante de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, un (1) representante de Unicef y un (1) representante del Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra.
El jurado privilegiará la calidad literaria, originalidad y belleza de los poemas. También se valorará la pertinencia del poema con la temática del concurso, es decir, que tenga relación con la obra poética de Federico García Lorca.
El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer el miércoles 26 de septiembre 2018.
7. Entrega de premios: Los premios se entregarán en una ceremonia que tendrá lugar el martes 20 de noviembre de 2018 —Día Internacional del Niño proclamado por Unicef.
8. Cesión de derechos: Los ganadores cederán a Santillana S. A. los derechos de publicación de su obra en idioma español durante cinco (5) años. Los originales no premiados no se devolverán y, una vez divulgado el fallo del jurado, se procederá a su destrucción.
9. Aceptación de bases: La participación en el segundo concurso literario para niños Yo cuentoimplica la conformidad de los concursantes —y la de sus padres o tutores— con las presentes bases.
ANEXO I: BIOGRAFÍA DE FEDERICO GARCÍA LORCA
Federico nació en un pueblecito de la provincia de Granada, que se llama Fuente Vaqueros, a 21 kilómetros de la capital, el día 5 de junio de 1898. Fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción por el cura don Gabriel López Barranco, que le impuso el nombre de Federico del Sagrado Corazón.
Su padre se llamaba Federico García Rodríguez y su madre, Vicenta López Romero. Los abuelos paternos del poeta eran naturales de Ventas de Huelma, de la provincia de Granada; el abuelo materno, de Granada capital, y la abuela materna, de Santa Fe, también de la provincia de Granada.
Pero oigamos al propio Federico hablar de sus padres: «Mi padre, agricultor, hombre rico, emprendedor, buen caballista..., Mi madre, de fina familia... Mi padre se casó, viudo, con mi madre. Mi infancia es la obsesión de unos cubiertos de plata y unos retratos de aquella otra que pudo ser mi madre, Matilde de Palacios... De mi padre heredé la pasión, y de mi madre la inteligencia y la sensibilidad».
El mismo Federico evoca su infancia y nos dice: «Mi infancia es aprender letras y música con mi madre, ser un niño rico en el pueblo, un mandón...; todo es pueblo, pastores, campos, cielos, soledad... He tenido una infancia muy larga y de esa infancia prolongada me ha quedado esta alegría y optimismo inagotable...; esta risa de hoy es mi risa de ayer, mi risa de infancia y de campo que la defenderé hasta que muera».
Gran parte de su niñez la pasó Federico en un pueblecito cercano a Fuente Vaqueros, que se llama Valderrubio (antes se llamaba Asquerosa y como habréis observado, le cambiaron el nombre por otro más bonito), y nuestro poeta pasó en él los años más felices de su vida.
A los siete años fue a Almería y estuvo en el colegio de Padres Escolapios; efectuó y aprobó el examen de ingreso en el Instituto de dicha capital y el Bachillerato lo estudia en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en Granada, en el Instituto de la ciudad de la Alhambra. Cursó las carreras de Filosofía y Letras y Derecho y se licenció en esta Facultad, Universidad de Granada, en el año 1923.
Hemos de decir que desde muy niño fue Federico generoso en todos los sentidos y quería mucho a los humildes y a los desamparados. Se cuenta de él que cuando era pequeño iban a su casa unos gitanillos del pueblo a pedir limosna. Federico, al verlos, se iba a la cocina y tomaba el pan más grande para dárselo. Cuando alguien le preguntaba adónde iba, él contestaba: «Es que esos niños tienen hambre» y corría con el pan hacia la puerta.
El escritor Manuel Vicent nos cuenta que nuestro poeta y dramaturgo hacia lo siguiente: «En el corral de su casa, entre gallinas y flores de maceta, bajo la parra, plantaba en un pequeño poyo un retrato de la Virgen y al lado ponía luces de aceite. Se vestía una bata atada a la cintura con cíngulo de cuerda, mandaba sentar detrás a su pequeña parroquia de amigos y criados, oficiaba misa y pronunciaba un sermón». Esto lo hacía Federico cuando era muy pequeño, es decir, jugaba a «decir misas». Cuando fue un poquito mayor, hacia los siete años, se aficionó a los títeres.
Murió trágicamente en un pueblo que se llama Viznar, de la provincia de Granada, el día 19 de agosto de 1936, cerca de la Fuente Grande o Fuente de las Lágrimas.
Amigo de los niños
Federico era muy amigo de los niños. En carta que escribió a su amigo el también poeta y catedrático Jorge Guillén, le encargaba para la hija de este lo que sigue. «Dile a Teresita que le voy a contar el cuento de la gallinita con traje de cola y sombrero amarillo. El gallo tiene un sombrero muy grande para cuando llueve. Dile que le contaré el cuento de la rana que tocaba el piano y cantaba cuando le daban pasteles».
Federico, algunas veces, inventaba palabras que, claro está, no figuraban en el diccionario de la Academia Española; en cierta ocasión encontró a un amigo suyo que venía con su hijo pequeño, y en un momento en que el niño se ríe cuando lo celebran, Federico le dice: «¡Qué chorpatélico eres!» al mismo tiempo que le pellizca las mejillas.
Debido al gran cariño que sentía por los niños, no podían faltar en su producción literaria obras expresamente escritas para ellos y así tenemos que el día de los Reyes, del año 1923, Federico y Manuel de Falla, el gran compositor, dieron una fiesta en casa del poeta, a la que asistieron unos cien niños. El programa fue el siguiente: Los dos habladores, de Cervantes, con música de Strawinsky. La niña que riega la albahaca y el Príncipe Preguntón, dialogado y adaptado al teatro cachiporra andaluz por Federico García Lorca; Auto de los Reyes Magos, que interpretó al piano Manuel de Falla, que era muy amigo de nuestro poeta.
José María Garrido Lopera, Federico García Lorca y los niños, Editorial Everest.
ANEXO II: POEMAS INFANTILES DE FEDERICO GARCÍA LORCA
El lagarto está llorando
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
¡ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
¡El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso!
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay!, ¡cómo están llorando!
Paisaje
La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
Balada del caracol negro
Los niños sentados
escuchan un cuento.
El río traía
coronas de viento
y una gran serpiente
desde un tronco viejo
miraba las nubes
redondas del cielo.
Niño mío chico,
¿dónde estás?
Te siento
en el corazón
y no es verdad. Lejos
esperas que yo saque
tu alma del silencio.
Caracoles grandes.
Caracoles negros.
Agua, ¿dónde vas?
Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo..., ¡temblar!
¿Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar?
Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están.
La Tarara
La Tarara, sí;
la Tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.
La Tarara, sí;
la Tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.
Ay, Tarara loca.
Mueve la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.
La mariposa
Mariposa del aire
¡qué hermosa eres!
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
quédate ahí.
Mariposa ¿estás ahí?
Santiago
I
Esta noche ha pasado Santiago
su camino de luz en el cielo.
Lo comentan los niños jugando
con el agua de un cauce sereno.
¿Dónde va el peregrino celeste
por el claro infinito sendero?
Va a la aurora que brilla en el fondo
en caballo blanco como el hielo.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros;
iban todos cubiertos de luces,
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos.
Dice el hombre que cuenta la historia
que en la noche dormida se oyeron
tremolar plateado de alas
que en sus ondas llevose el silencio.
¿Qué sería que el río parose?
Eran ángeles los caballeros.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Es la noche de luna menguante.
¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,
que los grillos refuerzan sus cuerdas
y dan voces los perros vegueros?
Madre abuela, ¿cuál es el camino,
madre abuela, que yo no lo veo?
Mira bien y verás una cinta
de polvillo harinoso y espeso,
un borrón que parece de plata
o de nácar ¿Lo ves? Ya lo veo.
Madre abuela, ¿dónde está Santiago?
Por allí marcha con su cortejo.
La cabeza llena de plumajes
y de perlas muy finas el cuerpo,
con la luna rendida a sus plantas,
con el sol escondido en el pecho.
Esta noche en la vega se escuchan
los relatos brumosos del cuento.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con brisas al viento!
II
Una vieja que vive muy pobre
en la parte más alta del pueblo,
que posee una rueca inservible,
una virgen y dos gatos negros,
mientras hace la ruda calceta
con sus secos y temblones dedos,
rodeada de buenas comadres
y de sucios chiquillos traviesos,
en la paz de la noche tranquila,
con las sierras perdidas en negro,
va contando con ritmos tardíos
la visión que ella tuvo en sus tiempos.
Ella vio en una noche lejana
como esta, sin ruidos ni vientos,
el apóstol Santiago en persona,
peregrino en la tierra del cielo.
Y comadre, ¿cómo iba vestido?
le preguntan dos voces a un tiempo.
Con bordón de esmeraldas y perlas
y una túnica de terciopelo.
Cuando hubo pasado la puerta,
mis palomas sus alas tendieron,
y mi perro, que estaba dormido,
fue tras él sus pisadas lamiendo.
Era dulce el Apóstol divino,
más aún que la luna de enero.
A su paso dejó por la senda
un olor de azucena y de incienso.
Y comadre, ¿no le dijo nada?
le preguntan dos voces a un tiempo.
Al pasar me miró sonriente
y una estrella dejome aquí dentro.
¿Dónde tienes guardada esa estrella?
le pregunta un chiquillo travieso.
¿Se ha apagado, dijéronle otros,
como cosa de un encantamiento?
No, hijos míos, la estrella relumbra,
que en el alma clavada la llevo.
¿Cómo son las estrellas aquí?
Hijo mío, igual que en el cielo.
Siga, siga la vieja comadre.
¿Dónde iba el glorioso viajero?
Se perdió por aquellas montañas
con mis blancas palomas y el perro.
Pero llena dejome la casa
de rosales y de jazmineros,
y las uvas verdes de la parra
maduraron, y mi troje lleno
encontré la siguiente mañana.
Todo obra del Apóstol bueno.
¡Grande suerte que tuvo, comadre!
sermonean dos voces a un tiempo.
Los chiquillos están ya dormidos
y los campos en hondo silencio.
¡Niños chicos, pensad en Santiago
por los turbios caminos del sueño!
¡Noche clara, finales de julio!
¡Ha pasado Santiago en el cielo!
La tristeza que tiene mi alma,
por el blanco camino la dejo,
para ver si la encuentran los niños
y en el agua la vayan hundiendo,
para ver si en la noche estrellada
a muy lejos la llevan los vientos.
Balada de la placeta
Cantan los niños
en la noche quieta;
¡arroyo claro,
fuente serena!
Los niños
¿Qué tiene tu divino
corazón en fiesta?
Yo
Un doblar de campanas
perdidas en la niebla.
Los niños
Ya nos dejas cantando
en la plazuela.
¡Arroyo claro,
fuente serena!
¿Qué tienes en tus manos
de primavera?
Yo
Una rosa de sangre
y una azucena.
Los niños
Mójalas en el agua
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!
¿Qué sientes en tu boca
roja y sedienta?
Yo
El sabor de los huesos
de mi gran calavera.
Los niños
Bebe el agua tranquila
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!
¿Por qué te vas tan lejos
de la plazuela?
Yo
¡Voy en busca de magos
y de princesas!
Los niños
¿Quién te enseñó el camino
de los poetas?
Yo
La fuente y el arroyo
de la canción añeja.
Los niños
¿Te vas lejos, muy lejos
del mar y de la tierra?
Yo
Se ha llenado de luces
mi corazón de seda,
de campanas perdidas,
de lirios y de abejas,
y yo me iré muy lejos,
más allá de esas sierras,
más allá de los mares,
cerca de las estrellas,
para pedirle a Cristo
Señor que me devuelva
mi alma antigua de niño,
madura de leyendas,
con el gorro de plumas
y el sable de madera.
Los niños
Ya nos dejas cantando
en la plazuela,
¡arroyo claro,
fuente serena!
Las pupilas enormes
de las frondas resecas
heridas por el viento,
lloran las hojas muertas.
Baladilla de los tres ríos
El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
solo reman los suspiros.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Darro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
Tío-vivo
Los días de fiesta
van sobre ruedas.
El tío-vivo los trae,
y los lleva.
Corpus azul.
Blanca Nochebuena.
Los días abandonan
su piel, como las culebras,
con la sola excepción
de los días de fiesta.
Estos son los mismos
de nuestras madres viejas.
Sus tardes son largas colas
de moaré y lentejuelas.
Corpus azul.
Blanca Nochebuena.
El tío-vivo gira
colgado de una estrella.
Tulipán de las cinco
partes de la tierra.
Sobre caballitos
disfrazados de panteras
los niños se comen la luna
como si fuera una cereza.
¡Rabia, rabia, Marco Polo!
Sobre una fantástica rueda,
los niños ven lontananzas
desconocidas de la tierra.
Corpus azul.
Blanca Nochebuena.
Naranja y limón
Naranja y limón.
¡Ay de la niña
del mal amor!
Limón y naranja.
¡Ay de la niña,
de la niña blanca!
Limón.
(Cómo brillaba
el sol).
(En las chinas
del agua).
El niño mudo
El niño busca su voz.
(La tenía el rey de los grillos).
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencia
en su dedo pequeñito.
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
La voz cautiva, a lo lejos
se ponía un traje de grillo.
Caracola
Me han traído una caracola.
Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.
Me han traído una caracola.
Canción tonta
Mamá,
yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá,
yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá,
bórdame en tu almohada.
¡Eso sí!
¡Ahora mismo!
Cancioncilla sevillana
Amanecía
en el naranjel.
Abejitas de oro
buscaban la miel.
¿Dónde estará
la miel?
Está en la flor azul,
En la flor
del romero aquel.
(Sillita de oro
para el moro.
Silla de oropel
para su mujer).
Amanecía
en el naranjel.
Romance de la luna, luna
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
........................................
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
................................
¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
San Gabriel
I
Un bello niño de junco,
anchos hombros, fino talle,
piel de nocturna manzana,
boca triste y ojos grandes,
nervio de plata caliente,
ronda la desierta calle.
Sus zapatos de charol
rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan
breves lutos celestiales.
En la ribera del mar
no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado
ni lucero caminante.
Cuando la cabeza inclina
sobre su pecho de jaspe,
la noche busca llanuras
porque quiere arrodillarse.
Las guitarras suenan solas
para San Gabriel Arcángel,
domador de palomillas
y enemigo de los sauces.
San Gabriel: El niño llora
en el vientre de su madre.
No olvides que los gitanos
te regalaron el traje.
II
Anunciación de los Reyes,
bien lunada y mal vestida,
abre la puerta al lucero
que por la calle venía.
El Arcángel San Gabriel,
entre azucena y sonrisa,
bisnieto de la Giralda
se acercaba de visita.
En su chaleco bordado
Grillos ocultos palpitan.
Las estrellas de la noche
se volvieron campanillas.
San Gabriel: Aquí me tienes
con tres clavos de alegría.
Tu fulgor abre jazmines
sobre mi cara encendida.
Dios te salve, Anunciación.
Morena de maravilla.
Tendrás un niño más bello
que los tallos de la brisa.
¡Ay, San Gabriel de mis ojos!
¡Gabrielillo de mi vida!
Para sentarte yo sueño
un sillón de clavellinas.
*
Dios te salve, Anunciación,
bien lunada y mal vestida.
Tu niño tendrá en el pecho
un lunar y tres heridas,
¡Ay, San Gabriel que reluces!
¡Gabrielillo de mi vida!
En el fondo de mis pechos
ya nace la leche tibia.
Dios te salve, Anunciación.
Madre de cien dinastías.
Áridos lucen tus ojos,
paisajes de caballista.
*
El niño canta en el seno
de Anunciación sorprendida.
Tres balas de almendra verde
tiemblan en su vocecita.
Ya San Gabriel en el aire
por una escala subía.
Las estrellas de la noche
se volvieron siemprevivas.
En la amplia cocina, la lumbre
En la amplia cocina, la lumbre
pinta todas las cosas de oro.
¡Ay qué triste es el cuento, abuelito!
Abuelito, ¿cómo iba vestida
esa del cuento
hermosa madrina?
Con el manto
del dolor tan solo,
que es un manto muy negro y muy feo.
Nochebuena templada en las casas
y en la calle.
Nochebuena vestida de hielo
al amor de la lumbre
y escuchando la voz del abuelo.
Por la calle del pueblo un gañán
va cantando al Jesús que ha nacido:
¡Pastores, venid!
¡Pastores, llegad!
Y adorad al niño
que ha nacido ya.
En mis tiempos yo vi en esta noche
una estrella volar hacia el cielo.
Cuenta, cuenta, abuelito, esa historia
que queremos saber el secreto...
Y en la plata sin brillo del viejo
pone risa un niño travieso:
Para qué, hijos míos queridos...
.......................................
Hijos míos, no queráis saber
lo que solo Dios y yo sabemos.
Anda, dinos cómo se llamaba
esa estrella que voló hacia el cielo.
Se llamaba Piedad de los Pobres,
luminosa como vuestra niñez.
Y la voz del mancebo resuena
alegrando la estrecha calleja:
Jesusito del alma,
niño querido que... al hombre
labios...
Que esta noche nace el Cristo en el portal de
Belén.
Nana de Sevilla
Este galapaguito
no tiene mare,
lo parió una gitana,
lo echó a la calle.
No tiene mare, sí;
no tiene mare, no;
no tiene mare,
lo echó a la calle.
Este niño chiquito
no tiene cuna:
su padre es carpintero
y le hará una.
De casa en casa
(De la obra de teatro Así que pasen cinco años)
Vámonos; de casa en casa
llegaremos donde pacen
los caballitos del agua.
No es el cielo. Es tierra dura
con muchos grillos que cantan,
con hierbas que se menean,
con nubes que se levantan,
con hondas que lanzan piedras
y el viento como una espada.
¡Yo quiero ser niño, un niño!